viernes, 9 de diciembre de 2011

Los medios de comunicación se han convertido en una pieza fundamental para la transmisión del conocimiento científico y médico al público y para la configuración de una cultura científica y médica en la sociedad. Jane Gregory y Steve Miller en su libro Science in Public nos recuerdan que «incluso los museos científicos más importantes, como por ejemplo el Museo de Historia Natural de Londres, sólo pueden esperar tener tantos visitantes en todo un año como los que ven una única edición del programa semanal divulgativo Horizon (BBC) de televisión».1

El Eurobarómetro Europeos, ciencia y tecnología de diciembre del 2001 mostró claramente cuáles son las fuentes de información (no excluyentes entre sí) sobre temas científicos para los ciudadanos de los Estados miembro de la Unión Europea:


Televisión: 60,3 %

Prensa: 37 %

Radio: 27,3 %

Escuela y universidad: 22,3 %

Revistas científicas: 20,1 %

Internet: 16,7 %


Los medios de comunicación han sustituido, por tanto prácticamente de forma exclusiva, la diversificación de las muchas fuentes de información que alimentaron los primeros días de la transmisión del conocimiento científico en siglos anteriores. Otros datos avalan este hecho: 85,8 % de los habitantes de grandes ciudades reciben información sobre avances científicos, médicos y tecnológicos de la televisión, la prensa, periódicos o revistas especializadas, radio e Internet, y sólo un grupo limitado de personas incorpora los libros, las conferencias sobre divulgación científica y las visitas a los museos de ciencia como fuentes adicionales en su acceso a la cultura

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